Desarrollo del
ejercicio:
Una
vez tendido en la cama o la camilla,
toma en primer lugar conciencia
de tu cuerpo, y date cuenta de todas las
partes de él que están en contacto con la
cama.
Puedes realizar
la Herramienta CP1 o hacer un par de
respiraciones suaves y profundas, en las que
irás soltando el aire lentamente por la boca.
Seguidamente, respira de forma natural y
relajada.
Toma conciencia
de tus piernas apoyadas en la cama, y de tus
pies, que vas a flexionar intentando llevar los
dedos en dirección a las rodillas. Hazlo
mientras inspiras, y aguanta la
respiración unos tres segundos.
Luego, mientras dejas salir el aire
lentamente, relajas los pies y los
dedos.
Haz
este movimiento tres veces y, una vez
terminado, respira de forma natural
durante unos segundos.
Inspira otra vez y
dirige las puntas de los pies hacia abajo, como
si te quisieras poner de puntillas. Aguanta la
respiración durante unos tres segundos y,
seguidamente, expulsa el aire lentamente,
mientras llevas los pies a la posición
inicial.
Haz
esta movilización acompañada
con la respiración tres
veces y, una vez terminada, respiras
de forma natural durante unos
segundos.
Inspira y trata
de apretar lo máximo que puedas la parte
posterior de las rodillas contra el suelo, la
cama o la camilla. Mantén la posición unos tres
segundos mientras inspiras. Suelta el aire
lenta y suavemente, mientras te
relajas.
Repite
el ejercicio tres veces y, una vez
termines, respira relajadamente de forma
natural durante unos diez
segundos.
Vuelve a
inspirar y aprieta haciendo presión
con las nalgas contra la superficie
que tengas debajo. Mantén la posición y la
respiración durante unos segundos. Luego,
relaja la postura, mientras dejas
salir el aire lentamente.
Haz el
ejercicio tres veces
y, cuando termines
estate unos diez segundos relajado
y respirando con
naturalidad.
Sigue con el
recorrido por tu cuerpo. Esta vez empuja la
parte baja de la espalda, la zona lumbar,
presionandola contra la cama o camilla.
Mantente en esta posición mientras retienes el
aire de la inspiración, unos tres segundos.
Pasados esos segundos, vas a ir soltando
lentamente el aire mientras dejas de
presionar.
Como ya sabes,
repite la operación tres
veces. Mantente luego unos segundos
respirando de forma
natural.
A continuación,
pasas a los hombros y los omóplatos,
con los que vas a presionar la
superficie que tienes debajo, mientras
inspiras. Mantente unos segundos y, luego,
sueltas la presión y la respiración
lentamente.
Repite
tres veces, y luego permanece
unos segundos relajada, con la respiración
natural.
Cierra los
puños y haz presión contra el suelo o la cama,
como si quisieras incorporarte mientras
inspiras. Aguanta unos segundos la respiración
y, seguidamente, deja
salir lentamente el aire, mientras
te relajas.
Repitelo tres
veces, antes de quedarte unos segundos
relajado con la respiración natural.
Ahora aprieta
los puños cuanto puedas, mientras inspiras y
aguantas unos segundos la respiración. Relájate
mientras dejas ir el aire
lentamente.
Repite
el ejercicio tres veces seguidas, y
respira luego con naturalidad durante unos
segundos.
Una vez más
inspira y, al hacerlo, abre las manos lo máximo
posible mientras coges aire y lo retienes unos
segundos. Al exhalar, relajas las manos y todo
el cuerpo.
Repite
el proceso tres
veces, y luego respira unos segundos
con naturalidad.
Ahora, al
inspirar, apretarás la nuca contra el colchón o
camilla, mientras aguantas unos segundos la
inspiración. Cuando dejes ir el aire te
relajas.
Repite
tres veces, y mantente luego unos
segundos relajado con la respiración
natural.
Dirige ahora la
barbilla hacia el techo, mientras inspiras y
aguantas unos segundos la
respiración. Después, suelta la tensión, y
te relajas lentamente mientras expulsas el
aire. Repite tres veces el
ejercicio, antes de quedarte unos segundos
relajado con una respiración
natural.
Para finalizar
quiero que contraigas todos y cada uno de los
músculos de la cara. La frente (frunciendo el
ceño), ojos (bien apretados), las mejillas, la
boca (puedes apretarla como si dieras un
beso), mientras aguantas la respiración
unos segundos. Relaja toda la cara mientras
exhalas.
Una vez más lo
repites tres veces, antes de
relajarte definitivamente.
A continuación,
haz una revisión de todo tu cuerpo,
empezando por los pies y subiendo
progresivamente hasta la cabeza,
sintiendo como se encuentra en
estos momentos.
Y
ahora, con la relajación que te ha
proporcionado este ejercicio, y sin olvidarte
de dibujar una pequeña sonrisa en tus
labios, disfruta durante unos minutos
de la calidad de tu estado
actual.
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